Ser Humano, liderazgo genuino y creación de sentido


Desde un modelo mecanicista y pragmático, muchas veces, entendemos el liderazgo, como
un medio para asegurar resultados numéricos que se juzgan como éxito, con una visión
reduccionista, en que éxito es igual a ascensos en la escala de sueldos y cargos
Por otro lado, aparece una sobre oferta de interpretaciones con respecto al constructo,
constituyéndose en una filosofía que se asemeja a una especie de “commodity”, un
producto comercial, un cliché, que ha sido usado con tanto exceso, que ha ido perdiendo
relevancia.
Esta condición ha fomentado una necesidad ansiosa de acceder a libros e información, que
puede aportar para sensibilizarnos y vislumbrar un marco conceptual, pero no asegura que
nos transformemos en “buenos líderes”. Por lo demás, instala la percepción de que todos
debemos “tratar de ser líderes”, como si fuese una condición ajena al ser y no
consustancial al mismo.
Estas miradas sobre el liderazgo, lo simplifican a nivel de metodología externa al ser, que
puede ser aprendida desde la información. Nos volcamos así, a la lectura ávida, anhelando
aprender lecciones para ser un líder de excelencia. Ideal que colapsa, en ocasiones, frente a
la contingencia, porque las fórmulas aprendidas no permiten resolver, eficientemente y a
largo plazo, los problemas en las organizaciones y más importante aún, no nos dan mayor
bienestar en nuestro ámbito privado.
En infinidad de cursos y talleres, los participantes asisten con algo de desconfianza; se
observa en sus rostros, cierto hastío, en el pensar “otra vez, más de lo mismo”, o bien “es
fácil decirlo”, y definitivamente, “no necesito de esto, soy de los mejores”; sentires
legítimos y válidos, sin duda, que pueden interpretarse y entenderse, desde el abuso de las
conceptualizaciones y que, ante las circunstancias vitales, pierden en parte, la credibilidad.
Aprender a ser mejor líder en relación con otros
Si nos hacemos cargo de que, habitualmente, nos quedamos en la forma y no en el fondo, y
de que el aprendizaje sobre liderazgo, para recuperar credibilidad requiere de un trabajo
profundo con nosotros mismos, con nuestro concepto de ser humano y del sentid
trascendente, podemos mirar con mayor coraje, aspectos que suelen ser íntimamente
conocidos, pocas veces explicitados y por lo tanto, difícilmente perfectibles.
Entre muchos, el filósofo Hugo Landolfi, define el liderazgo como “el ejercicio
manifestativo de las actualizaciones y perfeccionamientos de un ser humano, denominado
líder, quien por su acción se coloca al servicio del logro, a través de una misión, de uno o
varios objetivos propuestos por una visión. Dicha visión debe alinearse y subordinarse
necesariamente al bien último del hombre”.

Su mirada, nos remite a grandes hitos en la historia del hombre, en que aparecen las
perspectivas sobre el ser, las motivaciones de los colectivos a través del tiempo y las co-
creaciones de cultura y civilización que manifiestan, la necesidad humana de sostener la
vida, magno ejercicio que se facilita en la convivencia con otros.
Considerando este motor de la humanidad, aparece la visión y el sentido que nos convoca y
dirige, no exentos de errores, a la búsqueda de un bien mayor y común.
Concebido de esta forma, el “ser y hacer del líder” se enriquece profundamente,
transitando desde una perspectiva meramente metodológica a una visión ontológica, de la
que pueden surgir preguntas que guíen, posturas singulares, tales como: ¿cuál es mi visión
de hombre y sociedad? ¿y mi huella social? ¿mi liderazgo privado es coherente con mi
liderazgo público? ¿qué valores elijo para ser y hacer con otros?, entre otras.
Las reflexiones que surjan, pueden facilitar el movimiento interno, de aquello
comprometidos con ejercer un liderazgo, no cómo mero medio, sino cómo una forma de
vida, que emergerá del ser humano en que se ha constituido y quiere constituirse.
Un líder genuino, necesita en primera instancia, liderarse así mismo, con un eje valórico
que rija su conducta en relación a otros, en búsqueda incesante del bien común, como una
especie de “contrato social” ¿no es acaso lo que hacemos, cuando ejercemos el liderazgo en
nuestro propio hogar?
Entonces, para el aprendizaje de competencias que requiere un buen liderazgo, se hace
imprescindible, en primer lugar, la auto-observación con coraje de sí mismo, de las luces y
sombras o en el decir más organizacional, de las fortalezas y oportunidades de mejora

  • Waleska Pool
    Waleska Pool es Magister en Comunicación Estratégica y Licenciada en Comunicación
    Social de la Universidad del Pacífico, Docente de Historia Universidad de Concepción.
    Coaching Ontológico Personal y Organizacional, The Newfield Network Chile. Ha
    realizado diversas asesorías organizacionales en empresasa nacionales e internacionales
    y es profesora MBA de la Universidad Católica de la Santísima Concepción

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