Ethos y Confianza: cuidando los hábitos del corazón

Es imposible ir por la vida sin confiar en nadie; es como estar preso en la peor de las celdas: uno mismo. (Graham Greene, novelista)

Para hacer la vida más simple, en algún remoto momento de la prehistoria, apareció la necesidad de vincularse altruístamente con otros, para no ser engullido por la naturaleza desbordante o por la fiera de turno. Una necesidad, de sobrevivencia y de certeza, frente al paso del tiempo y a las movedizas circunstancias.

Nace junto al vínculo, la confianza, como un acto de fe. Esta hipótesis interna o creencia, algo ciega en su inicio, cumple con suspender, al menos por un lapso, la incertidumbre, que tan mal, nos sienta a los humanos. Necesitamos para no perder la motivación y el sentido de vida, un mapa de ruta (que si bien suele ser “muy diferente al territorio” ) y la mejor compañía, para predecir y anticipar, para “creer” que sabemos lo que nos espera y sentirnos seguros.

Vamos generando lazos con otros humanos, por instinto y necesidad. Los hay, efímeros y de larga data, omnipresentes y convenientes, entre otros. Esto es, lo que denominamos convivencia humana, y que se sostiene en el beneficio que aporta la confianza, que se relaciona esencialmente, con la fe, la fidelidad, la consecuencia, el cuidado, las buenas intenciones, los actos honorables y el valor de la palabra sincera.

El Ethos organizacional.

Si ampliamos la mirada a los vínculos sociales organizados, podemos inferir que, en la base de la sustentabilidad de una institución u organización, se encuentra la confianza que ha logrado co-construir con todos sus stakeholders.

Hoy, la generación de confianza, es una condición de sobrevivencia, como lo fue en los orígenes de la humanidad. Con características algo distintas: altamente compleja, menos intuitiva y más sapiente.

Las organizaciones contemporáneas, están en una vitrina permanente, gracias al conocimiento, las comunicaciones y por ende, a los ciudadanos más informados, que saben de poder. Y, ¿cómo pueden estar en exhibición 24/7, rezumando credibilidad? Tarea difícil, exigente, comprometida; se sugiere cuidar “los hábitos del corazón”, hacerle honor a su propio ETHOS.

¿Ethos?: hábitos, conductas, carácter, identidad, lo que te define y diferencia, creencias, cultura, códigos éticos, valores, modos de ser y hacer.

¿Le haces honor a tu Ethos?

El Barómetro de la Confianza (Edelman Trust Barometer), instrumento creado por Richard Edelman, CEO de una empresa de liderazgo mundial en comunicaciones, por primera vez, en 16 años desde su creación, midió el estado de confianza entre empleadores y trabajadores. La muestra de dicha investigación, consideró 33.000 encuestados de 28 países, de diversas culturas.

Los resultados fueron reveladores:

-El 64% de los ejecutivos confía en sus CEOS; un 51% de los directivos lo hace igualmente y sólo un 48% de colaboradores de otros estamentos.

-Uno de cada tres colaboradores no confía en su empleador

-Más de dos tercios de los colaboradores, creen que sus CEOS, se focalizan en resultados a corto plazo. Lo que propicia que los colaboradores no se expresen tan positivamente de su organización.

El mismo Edelman, refiere que la influencia en las organizaciones actuales, no fluye de arriba abajo y siendo ésta, un correlato de la confianza y del resultado del negocio finalmente, es requisito imprescindible para los líderes, construir y consolidar relaciones con sus colaboradores, como si fueran clientes, aliados estratégicos y/o inversores. Éstos son facilitadores de la comunicación externa de la empresa, cual voceros informales, que están más dispuestos a hablar y recomendar servicios y productos de su propio lugar de trabajo, si creen que sus líderes están involucrados en asuntos de carácter social y no sólo, centrados en la rentabilidad.

Aspectos no menores, en referencia a la sustentabilidad de las organizaciones, ya que un colaborador con influencia creciente (una influencia que hoy, fluye de abajo hacia arriba), se transforma en comunicador más creíble que los propios CEOS, de la imagen y reputación de su organización frente a la sociedad. Por lo tanto, no hacerse cargo de posibles brechas internas de confianza, puede dañar con seguridad, el resultado del negocio.

Nuevos y más desafíos para los líderes, y no sólo los organizacionales; para los líderes de sus propias vidas y de los que tienen la responsabilidad sobre otros.

Para enfrentarlos con buenos augurios, aún sirven las “viejas recetas”: ser honesto y transparente, decir y hacer en consecuencia…si no le fue posible, reconozca la falta, la ignorancia, pida disculpas, repare en medida de lo posible, argumente el por qué de las decisiones para darle contexto al texto y sobre todo, muéstrese humano…es más fácil, la convivencia y el contrato social, entre personas con rostro, con nombre, con valores reconocibles.

Súmele a ello, el cuidarse y cuidar, no sólo en las crisis, también en la fluidez esperada de lo cotidiano, alimentando el altruismo más que la conveniencia…siempre se reconoce y se agradece.

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